Rabat, qué sorpresa
La llegada a Rabat fue de las que me gustan: improvisada, aventurera y algo loca.
La capital oficial de Marruecos, cuenta con algo más de medio millón de habitantes y es una mezcla entre tradición y modernidad que, pese a su escaso turismo, no deja indiferente.
Cuando llegué a la estación de autobuses todo era una incógnita. No sabía dónde estaba y tampoco tenía a dónde ir. Así que comencé a caminar y enseguida hice amigos:
Mi intención era acercarme lo máximo posible a la Medina y comprobar qué opciones de alojamiento tenía, así que mis nuevos amigos me orientaron y enseguida me di cuenta de que la estación estaba situada a una distancia considerable y que lo más recomendable era coger un ‘Petit taxi’ hasta allí. Lejos de ser víctima del típico precio de turista, una vez más hicieron gala de la amabilidad marroquí y en 2 minutos había un ‘Petit taxi’ dispuesto a llevarme a la Medina por 17dh (1,50€).
Pude observar algún hotel alrededor, pero decidí adentrarme en el interior de la muralla y no pude tomar mejor decisión.
Enseguida me vi rodeada de pequeños hoteles de dudosa salubridad pero oye, lo que me gusta a mí una callejuela perdida…
Después de preguntar en varios de los que llenaban esta calle sin asfaltar, encontré alojamiento (sí, justo a la derecha, donde pone «Hotel Des Voyageurs«) y tras dejar la mochila me dispuse a descubrir Rabat.
Esta ciudad no entra dentro de los típicos circuitos turísticos pero tiene varias zonas que han llamado enormemente mi atención. Así que desde mi experiencia y gustos personales, si visitas Rabat no deberías perderte:
1. Medina
De esta Medina destacaría dos de sus calles principales. Por un lado, en Rue Souika encontrarás los zocos más populares y nunca dejarás de sorprenderte. Aquí puedes encontrar casi cualquier cosa: desde puestos con alfombras y objetos de decoración, hasta tortugas, pájaros, iPhones, auténticos puestos de palomitas o cabezas y pezuñas de animales.
Por otro lado, en Rue des Consuls tampoco te faltarán las joyas, cuero y artículos de decoración así como diferentes ebanistas exponiendo su trabajo.
2. Kasbah
Siguiendo las calles anteriores y disfrutando del paseo llegarás a uno de los puntos más bellos de Marruecos: las Murallas de la Kasbah Udaya, una ciudad fortificada en lo alto de la Medina. Al cruzar la muralla te encontrarás entre callejones blancos y azules que sorprenden por su cuidado, sus increíbles puertas y donde perderte resulta un regalo. Sin señalizaciones, callejea en busca del punto más alto hasta llegar a la muralla y observar el mar. Te encantará.
3. Tomar algo en Café Maure
Si has caminado a lo largo del Kasbah no puedes perderte el Café Maure, una acumulación de terrazas en la muralla desde donde disfrutar del atardecer y las vistas de la ciudad mientras tomas un té con hierbabuena y degustas pastas típicas marroquíes. No está señalizado (lo cual aumenta su encanto) y la experiencia es magnífica. Esta zona me enamoró sobremanera.
4. Descubre la ciudad
Ya sabemos que la magia de estas ciudades reside en sus Medinas pero son mucho más que eso. Si has disfrutado de ella y de su Kasbah, has recorrido sus zocos y te has dejado conquistar con su caos, aprovecha y ve más allá. Rabat es una ciudad que combina tradición y modernidad, y no tienes por qué perderte lo segundo. Tiene mucha vida y espacios verdes muy diversos por descubrir. Anímate y coge su tranvía, pasa por delante de la Medina y por 6dh (0,60€) recorre toda la ciudad. Descubrirás Rabat desde una perspectiva diferente.
5. La Torre Hassan
Si tienes tiempo no te pierdas Torre Hassan, un minarete de una mezquita que quedó incompleta y que es famosa porque iba a ser la más grande de todo el mundo. El sultán Yacoub al-Mansour ordenó su construcción en 1195 pero se paralizó en 1199 con su muerte. La torre debería haber medido más de 80 metros, pero solo llegó a los 44.
Se encuentra situada en lo alto de una colina, por lo que es visible desde cualquier punto de la ciudad. En esta explanada también podrás encontrar el Mausoleo de Mohamed V, donde descansan los restos de Mohamed V, padre de la independencia de Marruecos y de Hassan II, padre del actual rey.
El acceso al recinto es gratuito y se pueden hacer fotos sin problema siempre que se guarde silencio en señal de respeto.
DÓNDE COMER EN RABAT
- Yamal Al Sham Restaurant es uno de los más famosos restaurantes de la ciudad. Su comida es exquisita, suele haber cola para cenar (unos 20 minutos de espera para conseguir mesa), pero no te arrepentirás. El precio y la atención inmejorable.
- Para desayunar: Aux Merveille De La Medina. Cafetería a los pies del Hotel du Centre, en la entrada a la Medina frente al mercado. Gran variedad de repostería. Frecuentada por gente local.
- No te pierdas el Café Maure, en lo alto del Kasbah. Pastas típicas, té y vistas.
Estas son mis impresiones y mis imprescindibles de la ciudad de Rabat. ¿Te han gustado? ¿Añadirías alguno más? Mi próxima parada es Marrakech, pasando por Casablanca. ¿Te vienes conmigo?
Carmen Mantecón
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