Fez, Marruecos
Cómo echaba de menos esa sensación de salir del avión y respirar por primera vez el aire de una nueva ciudad.
Y esta vez, fue también un nuevo país.
Me escapé unos días a mi querida África, y casi podría decir que lo que hice fue transportarme a otra época.
Fez, una de las ciudades más antiguas del norte de Marruecos, me recibió entre semana, pudiendo ver así su realidad diaria, lejos de las multitudes y los turistas de fin de semana.
Cuando entré en la Medina, la más grande del mundo, cerrada al tráfico y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, me fascinó. Y no es una forma de hablar. Entré por su puerta Bab er Rsif, una de las cuatro que dan acceso, y me quedé paralizada en mitad de la vida de la plaza. Realmente sentí al cruzarla sumergirme de pronto en la vorágine de un escenario sacado de otra época, y me faltaban ojos para todo lo que quería mirar. Alguien tenía que haberme recordado que en boca cerrada no entran moscas. Una sensación increíble. Una ciudad auténtica.
Y es que si vas poco tiempo a la ciudad, aprovecharás para visitar la Mezquita de los Andaluces, que se reconoce a simple vista por su minarete verde (el color del Islam), o la de El-Qaraouiyyin, la más famosa, el centro de enseñanza más antiguo del mundo occidental, anterior a Oxford y a la Sorbona, con una de las bibliotecas más ricas del mundo.
Aprovecharás también para conocer los curtidores, con tu ramillete de hierbabuena y ese impresionante espectáculo, típico de cualquier postal de Marruecos.
Pero si tienes la suerte de poder disfrutarla durante al menos tres días… querrás quedarte a vivir.
Comenzarás apreciándola en su conjunto, desde sus múltiples miradores, dónde, como siempre digo, estructurar la ciudad en tu cabeza. Verás su entramado, la penumbra de sus calles, sus colores, tapias, y ese ambiente de siglos pasados roto por las antenas de TV y las parabólicas.
Podrás mínimamente ubicarte en el maravilloso laberinto que resultan sus inquietantes calles, estrechas y delimitadas por las antiguas viviendas, comercios y talleres, consideradas en su conjunto como la mayor zona peatonal del mundo, y seguirás descubriendo increíbles rincones a cada paso que des.
Y es que cómo dejar de hablaros de todo lo que comprende esta exótica y alocada medina y la historia que atesora, con más de 150 barrios, en los cuales encontrarás, por ley, una una mezquita, una escuela Coránica, una panadería, una fuente y un hamman (baño turco)… Una medina dónde los edificios intentan engañar, mostrando tras sus muros anónimos palacios, mansiones, mezquitas y jardines que son como pequeños remansos de paz que sobreviven entre el jaleo de las calles.
Algo tan normal allí como curioso me resultaba todo a mí.
Y es que a veces cuando comienzas a viajar piensas que tu capacidad de asombro o sorpresa va mermando país tras país, y de pronto pasas de nuevo unos meses en tu zona de confort, y al salir vuelves a ser como un niño pequeño sorprendiéndote y disfrutando con todo, cada pequeño detalle. Y no me cansaré nunca.
Así que sí. Podría describir sensaciones, lugares, personas… Pero todo se quedaría corto.
Fez es sorpresa, autenticidad, costumbres, té con menta, laberinto, hospitalidad, idiomas, artesanía, olores, sabores, colores, regateo, insistencia, paciencia, burros, pueblos perdidos, monos, caballos, atardeceres, sol y hasta nieve… Una ciudad para sentarte y verla pasar por delante.
Fez te sacude, te golpea, no te deja indiferente. Por momentos es África pura, por momentos te recuerda a Asia, con sus aromas y vida callejera. Una ciudad repleta de estímulos, de colores y de MICROMUNDOS.
Marruecos me ha fascinado. Y no veo la hora de poder volver.
Carmen Mantecón
¡Hola! Soy Carmen, la chica que está detrás de esta página. ¡Mil gracias por leerme! Si te ha gustado no dudes en dejarme un comentario por aquí abajo... ¡Estaré encantada de saber de ti! Este blog nace de mi pasión por los viajes, y es que hace ya tiempo que descubrí mi propia fórmula de la felicidad: ¡viajar! Desde entonces, lo hago siempre que puedo, y aquí encontraréis algunos consejos y experiencias sobre mis aventuras. ¡Bienvenidxs!
Muy buenas, me ha encantado tu relato y descripción de Fez, si no pasa nada para finales de septiembre con la mochila a cuestas la visitaré.
Gracias por la aportación.